¡Espartanos!

Ésta vez no fueron 300, 11 bastaron. Y lo dieron todo para que los madridistas volvamos a sentirnos orgullosos de serlo. Casta, orgullo y coraje se dieron cita en una noche épica, para que el Real Madrid pudiera dedicarle a la diosa Cibeles su 30º campeonato de Liga.

Fué sufrido, pero como dicen, las cosas que así se consiguen valen mucho más. Álvaro, Mariano y yo celebramos cada gol como niños, con la ilusión de antaño, como hace mucho que no recordaba. Por eso sé que en cada abrazo, en cada grito de gol, por un momento y por muy lejos que estuviéramos, estábamos todos juntos celebrándolo. López, Gringo, Karín, Javier, Talavera, Kiko, Yarna, Kike, Álvaro y Aquilino, esto también va por vosotros.