sábado, noviembre 25, 2006

Al filo de lo imposible



Y ahora una de la nieve. Todos recordaréis aquel "fantástico" programa de la 2, en el que a unos amantes de las emociones fuertes - colgaos en mi pueblo - les daba por escalar montañas de unos 7000 u 8000 metros de altura, mientras los veía pensaba - con lo bien que se está aquí en el sofá, a santo de qué se pegan esas caminatas con el frío que hace - pues quién me iba a decir a mí, que con el paso de los años, me iba a encontrar yo en esa misma situación.
Pues sí, el pasado (pero que muy pasado, es cierto) fin de semana del 4 al 5 de noviembre, nos marcamos - Esther también se apuntó - una excursión de lo más chula a la vez que cansada y, por qué no decirlo, cerda en varios sentidos.
Partimos, con mucha ilusión, del Hauptbahnhof (estación central de trenes) de Múnich y a medida que el tren avanzaba el paisaje se teñía de blanco. Esto no nos hacía más que pensar en la "cálida" bienvenida que nos ofecerían los Alpes. Sobre todo Esther, que desde el día anterior a nuestra partida no paraba de hacer comentarios sobre lo "poco calenticos" que íbamos a estar allí arriba. Tampoco le ayudó mucho el saber que se estimaban unas 6 horas de "caminaten".
Llegamos a un "pueblecico mu bonico" que se encontraba en fiestas, pues estaban decorando una especie de carrozas que eran tiradas por enormes caballos percherones, y es que los caballos alemanes no son para nada como los españoles, son como 2 veces más grandes y "hermosos".
Enseguida comenzó la ascensión y con ella los primeros síntomas de cansancio. A medida que subíamos el paisaje se hacía más bonito, estaba todo completamente nevado y el frío apenas lo notábamos, pues la subida ya se encargaba de proporcionarnos el calor suficiente. La verdad es que no faltó de nada, incluso un par de guerras de bolas nieve, con "emboscaden" de los "guirufen" incluida. Estos se encontraban en su salsa, sólo había que verles con sus vaqueros en plenos Alpes.
Hubo un par de "repechen" en los que estuve a punto de marcar el número de emergencia - pues sí, había cobertura - sobre todo porque Esther llevaba como una hora sin emitir sonidos y ya sabéis lo que le cuesta a ella no estar de "charrica", así que me dije a mi mismo - en menudo lío la he metido, esta ya no viene más a verme - sin embargo, me llegó a decir que se lo había pasado muy bien en la excursión, no subiendo la montaña claro.
Por fin llegamos a la "cabañen". Imaginaos en que estábamos pensando todos en ese momento, pues en una reconfortante ducha muy, pero que muy caliente. Pues no. Aunque pueda parecer increíble se había estropeado el agua caliente. Pero ahí no acaba la cosa - je - lo mejor estaba por llegar. Resulta que entro en la "cabañen" y toco el radiador para ver si había que bajar un poco la calefacción por si nos asabamos y... ¡helaico! Así que me voy a por el guía y le digo, ingenuo de mí, que si es tan amable de decirle a los posaderos que pongan la calefacción. Y me dice que no puede ser, que la calefacción también está estropeada. ¡Pues nada, "alegrien"! Yo en los Alpes y sin calefacción. Resultado, todos durmiendo con mucha ropa, dentro del saco y con dos mantas encima.
Pasamos el resto del día en otra cabaña, donde comimos, nos calentamos y, cómo no, bebimos muuuuuuuucha cerveza, algunos más de la cuenta.
A medida que pasaban las horas, la situación se iba volviendo un poco cansina, nada que no puedan arreglar unas cartas y una guitarra. Y aquí es donde vino el subidón de la noche. Antonio y Alberto se sacaron de la manga varias canciones, más que de sobra conocidas por la mayoría, y amenizaron la velada, ¡pero de qué manera! Cantando y cantando pasaron las horas, incluso los "guirufen" nos pidieron que les escribieramos en un papel la letra de Carolina de M-clan para que pudieran cantarla, y vaya si la cantaron, qué show.
Cuando por fin, "a las tantis", nos retirábamos a nuestra "confortable y acogedora" habitación, nos encontramos con un grupo de unos cinco alemanes que tenían también unas guitarras y un libreto con canciones mitiquísimas, inevitable tentación para alargar un poco más la fiesta.
Al día siguiente venía lo mejor, unos baños termales con sauna y el descenso. Como era de preveer, tardamos la mitad que en subir y pudimos disfrutar del bonito paisaje que la montaña nos ofrecía. Porque, sinceramente, durante la subida la única imagen que recuerdo es la de mis pies, pues no lograba levantar mucho más mi cabeza.
Llegamos al pueblecito y nos dirigimos a coger el tren que nos llevaría a nuestra ansiada meta, donde prodríamos al fin quitarnos "toa la mierda" que llevabamos encima. Y justo cuando llegamos a la estación vimos como nuestros sueños de higiene y limpieza se esfumaban, el tren se marchaba delante de nuestras narices. Así que nos tocó esperar una horita más al siguiente tren.
Y al fin la sauna. ¡Y qué expectación! No recuerdo algo así desde la primera vez que fui al circo. Es que resulta que aquí en Alemania van todos como Dios los trajo al mundo por la sauna y, claro, estábamos todos como chiquillos con zapatos nuevos. 
Aunque a mí no me acababa de hacer mucha gracia la idea, recordemos que Esther también estaba presente - y en pelotas -, al final, con un derroche de modernismo ("Zapateren") y supresión de mirada sucia, hice frente a tan difícil reto.
Nos lo pasamos de maravilla, había una piscina que estaba al aire libre y la vista que ofrecía de los Alpes era impresionante. Luego pasamos a las saunas, hasta de 90 grados. ¡Madre, qué calores entre unas cosas y otras! También había un jacuzzi y al lado una piscina en la que el agua estaba, muy pero que muy fría. La cosa consistía en estar primero en el jacuzzi con el agua calentita y pasar luego a la piscina "fresquita", con la consiguiente miniaturización del miembro viril. La verdad es que ese fue el único momento en el que pasé algo de vergüenza.

Y esta ha sido otra de mis vivencias. Pero no os peocupéis porque a esta le seguirán muchas más.
¿Cómo? ¿Que no hay fotos de la sauna? ¡Pues claro que no, panda de degeneraos!







4 comentarios:

Miguel Ángel Araque Caballero dijo...

Un pufo tras otro, juani, un pufo tras otro. No le hagais caso. Los Alpes, una puta mierda, la nieve, una puta mierda, el paisaje, una puta mierda y la sauna otra puta mierda a 80 grados.

Anónimo dijo...

eeee, venga, no seas puta
pon las fotos de la sauna que queremos echarnos unas risas

ya lei el mismo post en el blog de tu amigo, que como tu no actualizabas, pense que te habia pasado algo, pero estarias aun cansado del viaje porque eres un:
HOOLAY

juamato dijo...

Fuji! A ver si me pasa de una vez las fotos! Que el qué no está conectado nunca eres tú! Enga, pasame las fotos que quiero publicar sobre tu visitilla.

Anónimo dijo...

Maaaaaaaaaaaaadre la envidia que me das!!!! ahí me hubiera gustado estar a mí! :D
Saluditos benidormenses...
ah! y pa la próxima pon la dichosa foto de la sauna que por lo que veo están ansiosos algunos de verla! jojojo, OJO! yo no tengo la mirada tan sucia como algunooooooos! :P